Educación, vía de solución a problemas complejos: Vicerrectora IBERO

01.09.2021

La educación, especialmente la formación en valores, es una de las vías de solución -efectiva, profunda, de largo plazo y generacional- a problemas complejos, como la falta de justicia social, la desigualdad, la pobreza, la corrupción, el deterioro ambiental y la violencia de género, dijo la Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

En su conferencia Educación para la paz y derechos humanos mencionó que "en materia de formación en valores no se puede ser neutral", pues hay valores universales que la humanidad definió para ella misma para tratar de buscar un futuro común de bienestar para todos, y que son los que subyacen a los derechos humanos. Por eso, quien sea que forme en valores, asume los derechos humanos; "digamos que la verdadera formación ética implica la asunción de estos derechos humanos".

La formación en valores respeta la autonomía del sujeto y su decisión personal, pero exige un conocimiento y un discernimiento de los valores posibles; por eso la educación en derechos humanos es fundamental. "La educación en derechos humanos en sí misma es un derecho; ¿por qué?, porque tenemos que conocer los valores que están detrás de los derechos humanos para poder tomar nuestras propias decisiones valorales como sujetos autónomos, tomar en cuenta estos valores como parte de las posibilidades de opción para nuestro actuar y nuestro juzgar".

Formar en derechos humanos supone la ejercitación graduada, sistemática, consciente y metaconocida, es decir, hacerse consciente de la toma de decisiones morales y de que se está avanzando valoralmente. Los valores morales son por definición valores sociales, y por lo mismo se construyen socialmente, y para esto, el diálogo es el método privilegiado.

Frente a las decisiones que hay que tomar y frente a los problemas de la vida real, hay que dialogar con quienes piensan igual y con quienes piensan diferente. En el diálogo se parte de una visión crítica, se argumenta a favor de cierta postura y se tiene apertura a escuchar las argumentaciones de los demás, que probablemente piensan distinto; sin embargo, la decisión final es de cada quien, porque cada sujeto es autónomo.

La escuela y la formación en valores

Para tratar de concretizar algunas de estas ideas, la Vicerrectora de la IBERO se refirió a tres ámbitos de la educación: educación obligatoria, educación superior y a la educación que se lleva a cabo en procesos de transformación de la realidad.

Respecto a la primera, la educación obligatoria, comentó que ésta puede y debe hacerse cargo de la formación en valores de sus estudiantes, "porque si no es la escuela la que lo hace, no hay ninguna otra institución que pueda hacerlo adecuadamente".

La escuela "puede usar la convivencia como el vehículo fundamental de formación en valores". Esta formación sólo la escuela puede brindarla de manera sistemática, lo cual es necesario porque el desarrollo moral, es decir, la capacidad de ser formado en valores, es evolutivo, y entonces requiere de sistematicidad. Y, además, puede hacerlo de manera respetuosa de la autonomía de la persona.

Dar una formación en valores exige que las y los docentes estén formados valoralmente con esta visión de autonomía de los sujetos, que sea un proyecto de toda la escuela, que tenga el apoyo de los padres y madres de familia y cuando sea posible también de la comunidad.

Para poder hacer lo anterior se requiere: respeto, seguridad, afecto, crear comunidad, cuidar la convivencia y la autoestima, reconocer y valorar la diversidad -para que el diálogo sea posible- y manejar el conflicto de manera no violenta. En la escuela, "un espacio de construcción posible de paz", se deben vivir y respetar los derechos humanos, se debe dar a los estudiantes la seguridad de expresarse libremente y tener una convivencia cálida.

La escuela puede fortalecer todo ese proceso a través de metodologías y pedagogías, como: el aprendizaje colaborativo; aprender a aprender; aprender a buscar por sí mismo la información necesaria para poderse formular juicios, incluso juicios morales; el protagonismo en el aprendizaje, es decir, metodologías de aprendizaje que favorezcan investigar, explorar y experimentar; una pedagogía de la pregunta, que despierta el espíritu crítico; y la inclusión educativa, porque la escuela es un lugar en donde se tiene que manifestar que interesan todos y cada uno de los estudiantes.

La formación ética o de valores le da integralidad a la educación, y justo porque la formación ética se incorpora a la educación formal es por lo que se puede esperar que la escuela forme en el respeto a los derechos humanos, contribuya a la construcción de paz, logre el respeto y la igualdad de género, favorezca el desarrollo de aquello que se necesita para ser ciudadanos/as responsables, forma en democracia, en sustentabilidad y en interculturalidad.

Todas estas áreas de formación son valorales, éticas, porque implican el respeto a la otra persona, la similar y la diferente; porque implican el respeto a los que no se conocen y a los que todavía no nacen; "y esos son saltos valorales absolutamente fundamentales. De ahí que es tan indispensable que el sistema educativo abrace la formación ética de todos nuestros estudiantes. Todas estas cosas, si no se aprenden en la escuela, difícilmente se pueden aprender en otros espacios".

La formación en valores en la IBERO

Muchas de las cosas dichas por Schmelkes respecto de la educación obligatoria puedan también aplicarse a la educación superior, nivel educativo del que habló al tomar como ejemplo lo que se está haciendo en la Iberoamericana, universidad jesuita de la Ciudad de México.

Dijo que la IBERO está iniciando nuevos planes de estudio de licenciatura, llamados Planes Manresa, que tienen como inspiración fundamental ofrecer a todos los alumnos y alumnas una formación social y humanista interdisciplinaria, basada en el análisis y las propuestas de solución a los problemas que se viven.

Por otro lado, los Planes Manresa están transversalizando en el currículum de todas las licenciaturas, en todas las asignaturas que se presten para ello, tres temas fundamentales: género, interculturalidad y sustentabilidad.

"Una cosa muy de la pedagogía ignaciana", es que se está procurando que la realidad esté mediando todas las asignaturas que se presten para ello. "La realidad, ésta nuestra que está en el entorno inmediato, en el mediato y en el planeta, tiene que estar mediando nuestro aprendizaje de nuevas asignaturas".

También se está propiciando la experiencia directa en la realidad problemática, sobre todo entre quienes están en condiciones de vulnerabilidad. Es una experiencia directa que permite transitar desde la indignación y la comprensión del fenómeno, a un proceso de acompañamiento a quienes están sufriendo los problemas. Como parte de esto, al final debe haber un proceso explícito de reflexión sobre lo aprendido en la carrera y en la experiencia directa de acompañar los problemas de la realidad y de aportar a ellos, para que eso influya sobre el proyecto de vida del estudiantado. "La idea es que la reflexión se traduzca en un proyecto de vida".

Lo que se está tratando de incorporar o fortalecer en los Planes Manresa es: el aprendizaje situado, es decir, que el verdadero aprendizaje de un problema es cuando se tiene la oportunidad de vivir ese problema o de acompañarlo; el aprendizaje servicio, "cuando damos de nosotros aquella parte del privilegio que nos da nuestra formación es cuando verdaderamente nos estamos formando"; y el aprendizaje social y en la diversidad, o sea, aprender entre todos, pero no solamente entre quienes son iguales, sino fundamentalmente provocando que haya diversidad en ese aprendizaje social.

En los Planes Manresa también es fundamental la relación entre investigación y docencia, "porque la investigación nos da un método de criticidad que nos permite analizar los problemas". Asimismo, se está caminando hacia la transdisciplina, lo que quiere decir que los problemas se están viendo desde varias disciplinas y desde la experiencia propia, sobre todo de aquellos que están sufriendo los problemas que se están analizando; "eso es el verdadero concepto de transdisciplina".

La Vicerrectora detalló que el modelo pedagógico ignaciano (propio de la IBERO, como universidad confiada a la Compañía de Jesús) implica contextualizar, después experimentar, reflexionar sobre esa experimentación, actuar de manera directa en la realidad y evaluar esa acción, "como un ciclo que nos permite volver a comenzar después de la evaluación, con un nuevo nivel de criticidad sobre ese contexto en el que estamos trabajando. La criticidad la entendemos como esto que camina desde la comprensión, que pasa por la indignación, que va a la propuesta y que después se traduce en un compromiso".

"Finalmente, de lo que estamos hablando es de educar transformando. Eso es lo que queremos, estamos convencidos de que esa es la mejor forma de educar y que la transformación misma es generadora de conocimientos nuevos".

Educación y acción transformadora

Por último, la maestra Schmelkes del Valle habló de la educación que todos hacen cuando están involucrados en una acción transformadora, en contacto con personas que sufren una problemática. Aquí, fundamentalmente, lo que se tiene es el trasfondo educativo de la educación de adultos, la que dejó Paulo Freire (pedagogo brasileño).

Cuando se entra en una acción transformadora, esto se hace con un enfoque de derechos -al igual que en la educación obligatoria y en la superior-, que implica un respeto a las personas con quienes se está trabajando, y una enorme humildad, pues se debe tener un interés genuino en el otro, la otra, los otros, en su cultura, en sus saberes, en su experiencia. "Yo no tengo todo el conocimiento, todos tenemos conocimiento, y en la medida en que interactuemos nos vamos a enriquecer porque vamos a compartir esos conocimientos".

El diálogo es la única manera de transformar con ellos, pero desde posiciones de igualdad ese diálogo -nunca desde posiciones asimétricas-, porque eso va a permitir un aprendizaje y un enriquecimiento mutuo.

Igualmente, se requiere una lectura crítica de la realidad, porque cuando se entra en un proceso de acción transformadora no hay que conformarse con los síntomas, sino entender por qué se da un problema, el cual se tiene que combatir.

Ya que iniciar una acción transformadora siempre toca intereses y esto genera un conflicto -conflicto que no es malo, porque es justamente lo que permite avanzar-, hay que saber manejar los conflictos de manera no violenta.

Y el análisis de las estructuras de poder es fundamental, porque detrás de muchos problemas hay estructuras de poder que impiden transformar esos problemas, que se prologan y perpetúan.

Educación transformadora

Al término de su ponencia, Schmelkes dijo estar "absolutamente convencida, en tanto educadora, de que hay mucho que hacer desde lo educativo". Aseguró que la educación transforma personas y que ella cree que todas y todos "tenemos la experiencia de haber sido transformados por un hecho educativo, por un profesor".

La educación transformadora cambia realidades. Y, "la verdadera educación en paz y derechos humanos no tiene marcha atrás. Quienes hemos trabajado esto sabemos que cuando la gente con la que estamos trabajando descubre los derechos humanos y cómo ellos conducen a la paz, cambia paradigmáticamente su visión del mundo, ya no puede ver el mundo de la manera como lo veía antes, ya no hay marcha atrás, y tenemos que aprovechar ese poder que tiene la educación".

Educación para la paz y derechos humanos fue la conferencia magistral que la Mtra. Sylvia Schmelkes, Vicerrectora Académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, ofreció al término de la ceremonia de bienvenida a los cuatro diplomados que comenzó a impartir la IBERO como parte de la Iniciativa Spotlight México, cuyo objetivo es garantizar los derechos de las mujeres, a través de la capacitación a 600 enlaces institucionales y civiles.


PEDRO RENDÓN/ICM

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